Es fundamental que como iglesia entendamos y nos sintamos cómodos al abordar temas como la homosexualidad y el transgenerismo. Nuestra cultura ha redefinido la verdad según los sentimientos, dejando de lado la ciencia y la realidad. Como líderes, no solo buscamos equipar a la iglesia para debatir estos temas, sino también para caminar con compasión junto a quienes están atrapados en esta confusión, sin comprometer nuestras convicciones bíblicas.